Ya para el jueves estaba obstinado. Destilaba agresividad hasta por los poros. Definitivamente era una de las peores semanas que había tenido desde que estoy aquí y la cosa se ponía peor.
El lunes Ross, el jefe de la empresa (en realidad es el dueño no el jefe), me pregunto si podíamos tener una reunión del sitio web ese día. Le dije que si podíamos, pero que no tenía nada nuevo aparte de lo que se mostró en la reunión pasada. Como se acercaba el fin de mes estaba pegando carreras para cerrar las cuentas antes de la fecha tope y no había podido dedicar mucho tiempo al sitio web. Vi decepción en su cara y me hizo sentir mal.
La cuestión con Ross es que sería el hombre mas feliz del planeta si pudiéramos tener una reunión del sitio web cada 4 horas. El, en su corazón, es un vendedor. Uno muy bueno por cierto, y como tal le da mucha importancia a todo lo que se relacione al marketing. El nuevo sitio web que estamos desarrollando es en estos momentos su hijo preferido.
Los siguientes días no fueron mejores. Algunos de los gerentes de estados no habían entregado las facturas de sus gastos completas y mi jefa me dijo que tenía que insistirles hasta que me las entregaran TODAS. Esto por supuesto no es algo que yo disfruto ya que implica fastidiarlos constantemente. Hizo que ese mal sabor de boca que traía se volviera un poco peor.
Martes y Miércoles fueron terribles con el teléfono. Desde que entre en la empresa me dijeron que en la temporada alta TODO el mundo debe ayudar con el servicio al cliente, ya que las llamadas se disparan y sobrepasan la capacidad de la gente especializada en eso. Sin embargo, las ventas de la compañía se han mantenido relativamente alta en estos meses y por ende el número de llamadas no ha disminuido lo suficiente.
Como resultado, tengo que atender alrededor de 4 o 5 llamadas por día que, aunque se disfrutan porque te dan la oportunidad de resolver el problema de alguien y de practicar inglés (ayudando a resolver así mi propio problema de comunicación), tienen el lado negativo que me desconcentran de mi trabajo principal y me restan tiempo valioso que necesito para cerrar el mes a tiempo y desarrollar los proyectos en los que estoy trabajando.
Para colmos el martes tuve juego de basketball (Si estoy en un equipo de basket yai!!, después les cuento) y nos volvieron a echar una pela para variar.
Todo estas cosas las tuve en la cabeza durante toda la semana y mientras mas pensaba en ello mas me molestaba. En la entrevista de trabajo me habían dicho que iba a hacer servicio al cliente solo en la temporada alta y aquí estaba, meses después de esta haber terminado, atendiendo el teléfono y usando mi limitado tiempo disponible en cosas que no me correspondían.
El jueves exploté. Fue una pequeña explosión, pero fue la primera vez que externalicé mi frustración y me asusto. Ese día tuvimos una de esas mini reunión de oficina donde cada quien saca algún punto que considere importante y se discute.
En estas reuniones normalmente se solicita un voluntario para tomar las minutas. y, por supuesto, nadie se ofrece. Ese día, sin embargo, fue diferente. Mientras me acercaba a la reunión mi jefa me dijo que trajera un cuaderno porque era mi turno de tomar las minutas.
La visión se me torno roja al momento y me molesté bastante porque ni siquiera se me pregunto si quería ser voluntario. Fue en ese momento que tuve mi mini explosión. Fue instantánea. Ni siquiera lo pensé. Busque la libreta en mi escritorio y mientras me acercaba al circulo les dije en un tono bien acido y fuerte “Ok, pero si quieren que haga esto van a tener todos que hablar bien despacio”
Tuve suerte, porque todo el mundo se lo tomo a juego y se empezaron a reír. Eso me dio tiempo para calmar mis ánimos. Si hubiese alguien respondido a mi comentario en ese momento no quiero ni pensar como hubiese reaccionado, pero si se que hubiese terminado conmigo ofreciendo mi renuncia por la pura pena. Aunque si sé, que mi jefa si se dió cuenta que no había nada de gracia en mi comentario. Ella es mujer, lo cual le permite captar rápidamente ese tipo de cosas y, además una de las mujeres mas inteligentes que he conocido en mi vida junto a mi mamá y a mi madrastra.
Ese día, después del trabajo, estuve pensando bastante en todo lo sucedido y lo único que gané fue molestarme conmigo mismo. Aquí estoy, en lo que yo considero el mejor pais del mundo. Tuve la fortuna de trabajar en mi área desde el principio. Se me respeta y se me aprecia en el trabajo, mejor aún me lo expresan verbalmente. El dinero ocupa una posición bastante baja en mi lista de problemas. Quieren saber que esta de primero en mi lista de problemas: el frio. Si el frio. Nos les parece eso como el mejor mayor problema que se puede tener en el mundo? Solo me quejo de que no pude llegar aqui antes. Mejor aún nacer aquí no me hubiese molestado para nada.
Y, a pesar de todo lo anterior, aquí estaba sintiéndome demasiado importante como para tomar minutas, solo porque me habían invitado a un par de reuniones de directores. Desagradecido fue mi conclusión al momento.
Todo esto me calmó los ánimos bastante y fue el viernes al trabajo mucho mas relajado. Alrededor de las 10 de la mañana dos de mis jefes me dicen que los acompañe porque tienen algo que hablar conmigo. Inmediatamente me llego a la cabeza mi mini explosión del dia anterior y empecé a preparar mi defensa.
No iba a negar que estaba molesto. Tampoco iba a ocultar lo que me tenía molesto. Lo iba a poner todo ahí sobre la mesa de la forma mas calmada posible. Y después, les iba a decir que no se tenían que preocupar por eso. Que si esas cosas me molestaban era mi problema no el de ellos. Que estaba consciente que mi posición era la de “Asistente Contable” haciendo enfasis en el “asistente” y que recordaba perfectamente que estas cosas se me habían dicho en la entrevista de trabajo. Por lo tanto, aunque no fueran mi cosas favoritas las iba a hacer y que podían estar tranquilos porque no volvería a externalizar mi frustración como lo había hecho el dia anterior.
Cuando nos sentamos en la mesa, puse mi cara de póquer (mejor conocida en Venezuela como cara de culo) y pregunté de forma firme “Que paso?”. Michael tomó la palabra. “No es nada Gian, solo queríamos decirte que estamos muy contento con tu trabajo, especialmente Ross, y queremos mostrarte nuestra gratitud por las cosas que estas haciendo ofreciéndote un aumento de sueldo. Estamos dispuestos a ofrecerte un 10% de aumento si eso te parece bien”.
Permanecí en silencio, mirándolo directamente a los ojos con mi cara de poquer, pero por dentro de mi podía sentir un pequeño idiota con una sonrisa de oreja a oreja haciendo todo tipo de danzas de victoria ridículas y me encontré deseando tener una hojita para empezar a tomar notas de todas las cosas que se estaban diciendo en la reunión para que no se les fuese a olvidar.
No sabía que hacer, por un lado había entrado en la reunión en modo “negociación”. Ninguna emoción iba a escapar a la superficie. Pero por otro lado, quería saltar la mesa y darle un beso a mi jefe, sin embargo, eso podía resultar en perder mi aumento o que me lo incrementaran aún mas. Decidí no arriesgarme y descarte la idea del beso.
Sin embargo, mientras pensaba todo esto había perdido mi concentración y tenía la sonrisa mas idiota en la cara que se pueda tener, así que simplemente la dejé salir completamente y respondí “Si! me parece muy bien!”
