martes, 21 de diciembre de 2010

Las Colinas de Adelaide

Uno de mis mayores problemas es que no sé decir que no… ya va eso suena como a que es mi culpa. Digamos, mas bien que nunca me enseñaron a decir que no. Mucho mejor.

Esto me ha traído como consecuencia que muchas veces me meto en situaciones en las que no necesariamente quiero estar. En Venezuela me pasaba mucho con la bendita playa. Nunca faltaba un borracho que dijera “Vamonos este fin de semana para la playa!” y como yo también estaría borracho para el momento me emocionaba y decía “Plomo!”. Todo bién, hasta el momento que me estaban llamándo para preguntarme si estaba listo para irnos y yo prefieriéndo estar en mi casita leyendo un libro o jugando computadora.

Esta vez me paso nuevamente, no con la playa, sino con algo que descubrí puede ser pero. Mucho peor…Trotar! Dave, como todo Australiano que se respete, tiene una obsesión emfermiza con todo lo que implique deporte, naturaleza, sudar, atletismo, salud, peligro y todas esas cosas que son tan buenas cuando se ven desde el televisor. Así que, entre cuentos y aventuras que me contaba me invitó a que fueramos a trotar por las colinas de Adelaide. Como siempre, la idea me emocionó en el momento y exitado le dije “Plomo!”. El no Entendió, así que le dije “Ok” y lo miré con mala cara.

Mientrás, se acercaba el día pautado la emoción inicial se iba disipando y ya había empezado a planear posibles excusas para salirme del rollo en el que otra vez me había metido, pero la suerte me sonrio y cai enfermo, así que la cuestión se suspendio.

El siguiente fin de semana Bexi y yo hicimos una parrillita con los vecinos y unos amigos que recién habían llegado a Adelaide y que nos habían contactado. La cuestión estuvo fenomenal: gozamos y comimos un montón, pero ya después que la cosa había terminado y me disponia acostarme comodamente en mi cama con un buen libro recibí la llamada de Dave. El se había comportado tan pana conmigo llevándome al hospital la semana pasada que no tuve corazón para decir que no. Además, no se puede decir que no me hace falta el ejercicio.

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Ultimos vestigios de civilización

Comienzo de la ruta

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Alguien había perdido su mascota y puso un letrero describiéndola por si acaso alguién la encontraba

Alguien había perdido su árbol. Como alguien se las arregla para perder un árbol es un misterio para mi.

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Un rio nos acompaño durante gran parte del camino.

La ruta que seguimos

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Encontramos extraños animales

Que aparentemente no puedes lanzarles piedras con tu fonda

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Pasamos por aquí

y por aquí también

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Por aquí también II. La Venganza!

Hubo peligros que tuvimos que sortear por el camino y a pesar de que podía haberme ensuciado un zapato, no vacilé y continué

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Dave mostrándome ejercicios de estiramiento Obviamente no le preste mucha atención

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A veces sentía que faltaba mucho para llegar

Tenía razón!

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Pero todo valio la pena porque vimos un canguro

Dave me dijo que tenía una obsesión poco saludable con los canguros. Yo le dije que sus lentes erán feos

 

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Una de esas cosas que solo se ven en Australia (me refiero a la barandilla no a Dave.)

(Aunque a Dave también solo se le puede ver aqui también, ya que vive aquí)

(Aunque también se puede dar el caso de que salga de vacaciones a otro país y te lo encuentres por allá)

(Aunque cuales son las probabilidades de que te lo encuentres en otro lado si ni siquiera lo conoces)

(Al menos que lo conozcas)

(Solo me refiero a la barandilla por Dios santo. Dejemoslo hasta ahí ok)

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La función de la barandilla es que te limpies tus zapatos al entrar y salir para que no traigas agentes foráneos al parque. Yo de emocionado hice que Dave me tomara fotos limpiandome los zapatos. Mis zapatos nunca habían quedado tan limpios. 

Fue también la primera vez que limpiaba mis zapatos.

 

Dos horas después, camino a la casa, hundido en el asiento del carro y mas cansado que si me hubiese calado una cadena de Chavez completica, Dave me estaba contando acerca de otra de sus actividades favoritas. Hacer Snorkel en las playas mas remótas de Sur Australia. De como debía usar trajes especiales para poder aguantar el frio de las aguas y como en ocaciones encontraba tiburones y manta rayas. Me dijo que si quería ibamos uno de estos dias y yo todo emocionado le dije “Plomo!”

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Jajajaja muy graciosa tu anecdota Gian.. es de notarque si aquí existieran esas barndillas para limpiar zapatos, ya los recogelatas se las hubieran llevado para revenderlas jajaja.

Saludos.

Gabriela dijo...

JAJAJAJAJA... Menos mal que no eres mujer...

GianSaro dijo...

Eso es demasiado cierto elguaraira. En mi ciudad se robaban los cables de los postes de electricidad.

Ja ja eso estuvo bueno Gabriela

Adriana C Lopez dijo...

jajajajaja demasiado bueno este post, lo mejor fue la descripción de la foto de Dave y la barandilla jajajajajajajajaja...

Qué bueno estuvo ese paseo!!! Y lo del snorkel suena interesante de lejistos, eso de encontrarse con tiburones y manta rayas.... SUSTO!